El pastor Carter Conlon, quien narra el testimonio, centraba luego su predicación en la necesidad de la iglesia de "correr por su vida", alejándonos de todo lo que nos amenaza, nos contamina o nos diluye en la mente de este mundo en el que vivimos y al que ya no pertenecemos, que nos quiere aniquilar o engullir o seducir... en verdad un mensaje necesario para la iglesia.
Pero lo que de verdad tocó mi corazón fue escuchar de ese sentido de la responsabilidad, esa entrega al deber... o ese amor por los demás.
Creo que esa es la dirección en la que el Señor quiere que Su iglesia corra. Solo un par de minutos antes leía en el comentario de la biblía de estudio pentecostal NVI,sobre el versículo 33 del cap. 11de Juán: "Jesús se entristeció y enojó por toda la desdicha que resulta del pecado...una de las señales más seguras de la obra de Dios en la vida del creyente es que este comience a notar cuanta desdicha, tristeza y sufrimiento ha causado el pecado en el mundo... cuando esto sucede surge en el corazón la compasión por los que sufren y el odio por el pecado..."
Huir del pecado, si; pero ¿hacía donde estaban corriendo esos héroes de las calles de N.Y.? Nuestras vidas están seguras si permanecemos en Cristo Jesús. Estamos llamados a dejar el palacio, a salir y dirigirnos hacía los edificios de pecado, a traves de los desiertos polvorientos, para así poder ver en medio de la destrucción y el dolor "al Hijo del Hombre sentado a la diestra de Dios." Hechos 7:56. Somos peregrinos llamados a ir de gloria en gloria, ¡no nos dejes Señor acomodarnos en tu palacio todavia!, ¡y guardanos si ya lo estamos, de rendidos a la comodidad, buscar comodidades mayores en el mundo...!
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